RESEÑA REVIEW
Roninger, Luis; Senkman, Leonardo; Sosnowsky, Saúl y Snajder, Mario. (2017). Exile, diaspora and return. Changing cultural landscapes in Argentina, Chile, Paraguay and Uruguay. Oxford, Reino Unido: Oxford University. 292 pp.
Es a todas luces evidente que los cambios globales de las últimas décadas, connotados entre otras cuestiones por el desplazamiento masivo de personas y la consolidación de identidades nacionales más borrosas y cambiantes, han repercutido de una manera significativa sobre el mundo académico, con la consecuente renovación de sus intereses. El auge adquirido por el estudio del exilio en América latina forma parte de esta nueva realidad. A la diversificación temática y aparición de nuevos y más sofisticados enfoques se han sumado numerosos congresos y jornadas de estudio y debate, una importante cantidad de libros y artículos y la consolidación de grupos y redes de investigación internacionales. La publicación de Exile, Diaspora and Return es una prueba de este auge. Representa una excelente puesta al día de los alcances y sutileza de los estudios más recientes, a la vez que da cuenta de las decisivas vinculaciones de la cuestión con temas amplios como la globalización, los cambios en la idea de ciudadanía o las transiciones democráticas.
La perspectiva multidisciplinar que adopta, al combinar socio-historia, ciencia política y estudios culturales, sitúa a este trabajo en la corriente de las investigaciones más actuales y propositivas. En este punto conviene destacar la trayectoria previa de sus autores, quienes, junto a otros investigadores, han contribuido de una manera bastante significativa a que el tema del exilio en América Latina haya alcanzado la importancia académica que detenta en la actualidad. Los trabajos previos de cada uno de ellos han incursionado en temas clave que vinculan el desplazamiento político forzoso con procesos de cambio cultural, como la nueva visibilidad social de los derechos humanos, o la transformación de los sistemas políticos, con los que han abonado el campo de estudio para nuevas y originales interpretaciones.
La investigación aborda el exilio político como consecuencia de las dictaduras que entre las décadas del 70 y 80 asolaron Argentina, Chile y Uruguay y Paraguay. Una primera cuestión llamativa es el énfasis que coloca en atender a las especificidades propias del concepto de exilio, apartándose así de otras interpretaciones, con las que debate, que lo encuadran como sólo un proceso más dentro de la gran constelación de las migraciones. Esta opción permite a los autores incursionar a lo largo de todo el libro en el estudio de la asociación del exilio con otros procesos culturales y políticos con un grado de sofisticación difícil de alcanzar si hubieran partido de postulados más generalistas.
Con respecto a los casos de estudio elegidos, es sin duda acertada la inclusión del caso paraguayo. A pesar de su menor visibilidad internacional, al focalizarse mayoritariamente en un país limítrofe, la Argentina, se trata sin embargo de un ejemplo peculiar y relevante, por lo dilatado del proceso, por su magnitud, y por la incidencia que el exilio ha tenido, casi como en ningún otro caso, en la trayectoria histórica del sistema político del país.
Si bien analiza sobre todo las causas y consecuencias de los exilios recientes, el libro no se ciñe sólo a dicho periodo. Se ubica en un marco histórico y en una reflexión analítica que incluye plazos más largos. Tanto el prefacio y el capítulo inicial Exile, Postexile in Analytical Perspective, como el capítulo dos, que lleva el sugerente subtítulo de The Contours of Institucionalized Exclusión vinculan el exilio contemporáneo con el papel histórico que los desplazamientos forzados jugaron en la constitución de unas democracias de muy desigual calado en el siglo xix y parte del xx y, ya más adelante, en los procesos de modernidad restringida propia de la región. Esta perspectiva permite a los autores hablar con mayor naturalidad de culturas diaspóricas, fundamentales para las estrategias narrativa y argumentativa del ensayo en su conjunto.
El afán multidisciplinar es otra de sus características, dado que el ensayo se estructura alrededor de una eficaz combinación de perspectiva social y análisis institucional (dos capítulos se refieren expresamente a la política implementada por los distintos estados con respecto al exilio y al retorno). Se nutre además de una amplia gama de testimonios que da cuenta de las variadas experiencias del exilio, producto de entrevistas realizadas a lo largo de décadas en distintos países, que dieron origen a valiosas publicaciones. Entre ellas destaca, por mencionar sólo una, el volumen de Roninger y Snajder La política del exilio en América latina, editado inicialmente en inglés por Cambrige University Press y luego ampliado en una versión en castellano del Fondo de Cultura Económica, México.
Es precisamente la minuciosa elaboración del contenido de esas entrevistas y de otras realizadas más recientemente, enriquecida obviamente por un enorme corpus teórico e histórico, la que permite a los autores dar forma a una de las tesis fundamentales del libro. Esta destaca el papel de los exiliados (tanto los que retornaron, como los que permanecieron fuera, convertidos en trasterrados) en el afianzamiento en sus países de origen, caracterizados en general por su fuerte impronta nacionalista, de una mayor conciencia ciudadana transnacional y democrática. Con este objetivo el libro prioriza el estudio de lo que los autores denominan la “diáspora del conocimiento” ―el exilio de artistas, escritores, profesionales y expertos― y su papel, vía retorno, en la desigual consolidación democrática y el cambio cultural a ella adherido en los países analizados. Los capítulos 4, 5 y 6, The politics of Return, Surviving Authoritarianism y Undoing Exile? analizan con detenimiento tanto las estrategias y políticas adoptadas para apoyar y canalizar el retorno, como las distintas facetas y niveles de ese complejo y por momentos contradictorio proceso. Destaca sobre todo la omnipresente tensión que, aunque con diferencias, acompañó sus varias etapas en todos los países estudiados y que en algunos casos alcanzó a convertirse en franca agresividad con los “de afuera”, al sentir algunos grupos locales ―profesionales, profesores universitarios o empleados públicos― que el retorno de los expatriados podía erosionar sus posiciones e intereses sectoriales y corporativos.
Como advierten los autores las diferencias entre los casos nacionales analizados y la desigual brecha en cada uno de ellos entre los impulsos iniciales en pro del retorno de los exiliados, las políticas efectivamente implementadas y los efectos, a veces no estrictamente deseados de estas, fueron el resultado de una compleja amalgama de cuestiones. Incidieron las formas a través de las cuales las distintas diásporas alcanzaron visibilidad internacional, cuestión relacionada con las características específicas del proceso político, o militar, que originó el exilio (por ejemplo el golpe contra Salvador Allende), con la magnitud del proceso exílico y con el grado de dispersión de cada comunidad ―aquí se hacen palpables las diferencias entre los casos extremos de Chile, el más internacional y el ya señalado de Paraguay―. También influyeron las características sociales e ideológicas predominantes de los grupos del exilio, decisivas a la hora de conseguir empatía y “comprensión” en las sociedades receptoras, especialmente las europeas. Por ejemplo les resultó más fácil canalizar sus mensajes en Europa a los socialistas chilenos que a la izquierda peronista argentina, o a los tupamaros uruguayos cuya filiación política no era claramente “descodificada”, en países como Francia, España o Inglaterra. Otra cuestión relevante fue la capacidad de las comunidades nacionales de exiliados de forjar discursos unificados, lo que dependió entre otras cosas de su grado de homogeneidad (social e ideológica). En este punto el ensayo se muestra muy refinado dado que balancea las cuestiones “externas” mencionadas con otras, dependientes sobre todo de la voluntad política de los actores principales en los distintos países y, también, con las constricciones a que se vieron sometidas las políticas pro retorno por negativas coyunturas económicas, sobre todo en los casos de Argentina y Uruguay. A todo esto se agregan cuestiones ideológicas y hasta culturales importantes que conducen a preguntarse cómo, cuánto, y por qué calaron en las sociedades civiles estudiadas discursos como el del “exilio dorado” tendientes a deslegitimar a los exiliados y limitar su influencia y posibilidades de retorno.
Efectivamente, se trata de un trabajo de investigación matizado y complejo que ahonda en varias ideas claves. Retenemos algunas de ellas que permean todo el libro pero que se desarrollan de manera más específica en los capítulos 7 y 8, The Transformation Role of Culture and Education: Impacting the Future y Shifting Frontiers of Citizenship.
Primero, la que considera a las comunidades diaspóricas como hechos dinámicos y por tanto históricos, que en pleno auge de la globalización y las migraciones masivas se convierten en una presencia permanente, con capacidad de influir en los sistemas políticos y culturales y en el propio proceso de conformación de las identidades nacionales. Se trata de una cuestión de gran trascendencia que, como bien señalan los autores, permite ampliar la comprensión de la nueva dinámica por la cual las naciones estado no son ya el único marco de referencia para crear identidades socioculturales en el nuevo mundo globalizado.
Segundo, aquella que precisa cómo el estudio del impacto de los exilios/ diásporas/retornos en los campos políticos culturales y académicos reconstituidos en los periodos post-dictatoriales ayudan de una manera lateral, pero significativa, a mejorar y matizar la comprensión del pasaje del autoritarismo a nuevas formas culturales más democráticas.
Este libro, de notable valor y sugerente en muchos aspectos, abre nuevos interrogantes, a la vez que permite pensar también en otras respuestas más matizadas y complejas a viejas preguntas sobre los procesos de exilio/diáspora/retorno. Sin embargo, es posible que estas sólo puedan alcanzarse a través de la apelación a una perspectiva de investigación más definidamente transnacional y, en un punto, con un mayor grado de efectiva bidireccionalidad que las actuales, sobre todo a la hora de explicar la influencia efectiva del retorno de los expatriados. El esbozo de esa perspectiva implicaría, además, tratar de colocar mayor énfasis en ciertos procesos culturales, sin duda muy complejos, que forman parte de la triangulación exilio/acomodamiento a la sociedad receptora/retorno. Nos conduciría además a apelar a un viraje en el foco y volver a una antigua pregunta. ¿Influyeron las diásporas y las comunidades de exiliados en los sistemas culturales y políticos de los países de recepción? Si es así, ¿En qué medida? Esto que parece claro para ciertos aspectos del exilio latinoamericano en México y España, tal vez lo sea también para otros países y campos específicos. Si adoptamos esta perspectiva, sin sobrevalorar en absoluto la capacidad de influencia real de los exiliados, se puede pensar su incidencia sobre los cambios sobrevenidos en sus países de origen tras su retorno, a veces muy modestos, como resultado no exclusivo del hecho de haber introducido novedosos modos culturales, conocimientos y mayor grado de excelencia técnica. Se la puede también observar de forma paralela o tal vez complementaria como el retorno de rasgos de la cultura local previos al exilio, ahora impregnados por la sociedad receptora. Evidentemente, los retornados (y también los trasterrados y sus familias) no fueron ya los mismos que en su momento y con otras edades marcharon al exilio, se convirtieron en “otros”. Volvieron transformados por la sociedad receptora que a su vez ellos mismos ayudaron a cambiar y enriquecer en la medida de sus posibilidades. Esto conduce a replantearnos cuestiones soslayadas debido a la importancia y magnitud de otros procesos en los momentos del origen del exilio, como la violencia, el estallido de los sistemas políticos y el clima cultural predominantemente autoritario de la época. ¿Que es lo que había en esas experiencias sociales latinoamericanas que permitió que influyeran en sectores y espacios de la sociedad receptora y que de algún modo retornaron o intentaron retornar transformadas a sus países de origen/expulsión?. Llegados a este punto y mirando hacia el pasado, pero no sólo hacia él, parece adecuado observar el reflejo de la rica y dilatada experiencia transnacional del exilio republicano español y su memoria y, pensando en el futuro, en la peculiar experiencia cultural, y a veces política, de muchos jóvenes hijos del exilio latinoamericano en países como España.
A modo de reflexión final podemos decir que Exile, Diaspora and Return es una excelente investigación que, a la vez que da cuenta de toda la riqueza alcanzada por los recientes estudios sobre el exilio en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, abre a su vez nuevas vías de abordaje a la cuestión y genera valiosos interrogantes para su profundización en el futuro.
Ricardo González Leandri
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, España
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